lunes, 20 de diciembre de 2010

Odio odiar.

Odio a la gente que critica sin saber.

Odio que el papel higiénico no esté colocado a mi gusto.

Odio lo que no me gusta.

Odio la envidia.

Odio la superioridad.

Odio cuando llueve y hace calor al mismo tiempo.

Odio que haga sol y me duela la cabeza.

Odio que no me hagan caso.

Odio cuando ensucio un espejo.

Odio no ser perfecta.

Odio que suban los precios.

Odio que me copien.

Odio no poder conciliar el sueño.

Odio las mañanas en las que tengo demasiado sueño.

Odio ponerme chancletas y que llueva.

Odio que te metas donde no te llaman.

Odio los nombres clásicos como María, Jose.. etc.

Odio que me griten.

Odio que nada quede como debe quedar.

Odio tener que mirarte a la cara cuando no me hay ganas.

Odio no encontrar talla de pantalón.

Odio que la gente no se conecte cuando yo me conecto y tengo que decirles algo importante.

Odio irme a casa pensando que no tengo nada que hacer y cuando llego me doy cuenta que no tengo ni 5 minutos para respirar.

Odio tener que callarme las cosas.

Odio odiar.

Pero no odio al que me odia.

Y sin embargo, si no fuese por estas cosas, no se que sería de mí.

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